MANUEL MIGUEL           

Arroqueño

Litografía, P/I

26 x 36 cm

Manuel Miguel es originario de Teococuilco de Marcos Pérez, un pueblo zapoteco a más de 1700 metros sobre el nivel del mar y enclavado en la sierra madre de Oaxaca, Distrito de Ixtlán de Juárez. Desde tiempo inmemorial los pobladores de Teococuilco han vivido con armonía de la tierra. Los panoramas eternos de montaña y los senderos que sortean su caprichosa orografía fueron los primeros e imponentes escenarios que alimentaron la inquisitiva imaginación de Manuel. De niño estudiaba en la escuela local y trabajaba en el campo. Aquellas tardes de largos y solitarios silencios le dieron la oportunidad de garabatear libremente con su vara –que utilizaba para arrear a sus animales— los primeros y efímeros dibujos sobre la textura de las veredas lloviznadas.

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Durante algunos años circulaban en su mente los dibujos que había visto y vuelto mirar con obsesión en un libro del grabador, ilustrador y caricaturista mexicano, José Guadalupe Posada. Esta noble estampa de su vida –como telón de fondo en su memoria– lo definiría para siempre: cuando creciera sería dibujante. Su trabajo artístico actual es una riquísima extensión de aquella experiencia vital. Aunque su trabajo se ha multiplicado en diversas técnicas (escultura en metal, bronce, cerámica, madera, gráfica, óleo, acrílico, diseño y resinas) sus argumentos siempre abrevan de aquellos paisajes interiores.

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Con una prolija creatividad pinta y esculpe como un cronista fantástico su fauna y flora vertiginosa. A Manuel Miguel siempre le ha interesado la historia, la educación y el arte popular de su pueblo. Su pintura es un homenaje permanente y decisivo a su gente y es también punta de lanza de un trabajo de conciencia y acción social que promueve valores fundamentales. Tal y como dijo un joven paisano de su pueblo “esta escultura y pintura nacieron para recorrer el mundo”. Manuel Miguel es un artista plástico que ha sumado a su carrera el privilegio de haber trabajado con diferentes maestros consolidados, oaxaqueños y nacionales. La experiencia adquirida con ellos enriqueció sin duda su innato talento por el dibujo, la pintura y la escultura. Llegado el momento inició su propia aventura en el mundo del arte.

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Durante años trabajó en solitario hasta definir su fisonomía artística que ahora conocemos. Sin embargo, ese proceso de búsqueda, encuentro y propuesta continúa y durará hasta siempre, como él ha dicho. Manuel Miguel ha aprendido a navegar como soplan los vientos, pero siempre bajo una auténtica y comprometida misión: ser él mismo reivindicando su pluralidad. Su trabajo artístico se ha expuesto en diferentes museos, centros culturales, galerías y exposiciones en diferentes partes de la República Mexicana y en el extranjero. Su pintura y escultura reflejan las convicciones con las que ha vivido cada día: es honesta, genuina, creativa, dinámica, fresca, alegre, es inesperada y virtuosa. Sus trabajos plásticos, cerámicos y escultóricos son un campo productivo de figuras y situaciones surrealistas o bucólicas.

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